Las magdalenas de nata son muy fáciles de hacer y quedan deliciosas. Son ideales para comer en el desayuno o la merienda con un buen café.

Las magdalenas de nata quedan muy esponjosas con esta receta paso a paso. Es una receta tradicional que lleva haciéndose en los pueblos desde hace muchos años.

Hoy en día la nata la podemos encontrar en cualquier supermercado, así que no tenemos excusa para no poder hacer estas magdalenas de nata. Son tan sencillas de hacer que yo las recomiendo incluso a a los que nunca se meten en la cocina porque les van a quedar ideales. Cuando las hagáis veréis la diferencia abismal que hay con las industriales. Estas caseras no llevan nada de colorantes ni conservantes, sin embargo las industriales están llenas de ellos. ¡Espero que os gusten!

Ingredientes:

• 200 ml de nata
• 200 gr de azúcar
• 400 gr de harina de repostería
• 10 gr de azúcar de vainilla o una cucharadita de esencia de vainilla
• 4 huevos
• 125 gr de aceite de girasol
• 2 sobres dobles de gasificantes (los podéis encontrar en supermercados como Mercadona)
• Azúcar para espolvorear.

Preparación:

• Comenzamos tamizando la harina y la reservamos.
• En un bol grande ponemos los dos tipos de azúcar (blanco y de vainilla) y añadimos los huevos. Batimos hasta blanquear la mezcla. Incorporamos la nata y el aceite y seguimos batiendo. Cuando esté bien mezclado, agregamos la harina y los sobres de gasificante. Removemos hasta que este totalmente incorporada la harina. Dejamos reposar la masa unos 35-45 minutos en la nevera.
• Pasado el tiempo, precalentamos el horno a 200 ºC.
• Colocamos las cápsulas de las magdalenas en un molde metálico para magdalenas o dentro de flaneras de aluminio, esto hace que suban mejor y nos queden más altas.
• Echamos la masa hasta rellenar 3/4 partes de la cápsula y espolvoreamos ligeramente con azúcar.
• Bajamos la temperatura del horno a 180 ºC y metemos las magdalenas durante unos 15-18 minutos aproximadamente pero esto depende mucho de cada horno.
• Cuando estén, las sacamos del horno y las dejamos enfriar sobre una rejilla. Cuando hayan templado ya podemos comerlas.

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